ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD
3. Introducción: Sobre la subjetividad
como paradigma su relación con las entrevistas a profundidad desde el enfoque
cualitativo
Primeramente,
es importante mencionar que a lo largo de la historia de la ciencia se han
identificado varios paradigmas que han orientado los procesos de investigación;
algunos de estos paradigmas son, según Hernández (2003), citado en Medina (2010), el empirismo, el materialismo dialéctico,
el positivismo, la fenomenología, el estructuralismo y la subjetividad.
Asimismo, estos paradigmas, a su vez, son denominados corrientes de
pensamiento, las cuales a partir de la segunda mitad del siglo XX se han dicotomizado
en dos enfoques de investigación básicos: el cuantitativo y el cualitativo.
Para los fines que persigue esta exposición, sólo se alude al paradigma de la
subjetividad, ya que se relaciona con lo cualitativo, para abordar el tema de
la entrevista a profundidad (Medina, 2010).
3.1 La subjetividad en el
contexto de la entrevista en profundidad
Antes
de mencionar a la entrevista en profundidad, conviene definir el paradigma de
la subjetividad, que soporta teóricamente a la entrevista. El concepto subjetividad
es empleado con dos significados, es decir, puede hacer referencia al sujeto o
al conocimiento. Así, la subjetividad es la característica de las percepciones,
argumentos y lenguajes, que se basa en el punto de vista del sujeto; entonces,
los conocimientos que adquiere están influenciados por los intereses y deseos
particulares de éste. Además, la subjetividad, que es la contraposición de la
objetividad, fundamenta sus conocimientos en una perspectiva no prejuiciada y
verificable por varios sujetos (Medina, 2010).
En otras palabras, los sujetos entrevistados utilizan su subjetividad
dependiendo de sus propias percepciones y experiencias vividas.
Por
consiguiente, la subjetividad se refiere a la forma de pensar o sentir de la
persona, y no al objeto en sí mismo. Desde el punto de vista filosófico estudia
las interpretaciones que se efectúan en relación a cualquier aspecto de la
experiencia vivida; por este motivo, sólo la persona accede a dicha
experiencia, misma que puede ser interpretada de distinta manera por cada
individuo, aunque sea el mismo hecho o actividad (Medina,
2010). En ese sentido, en el proceso de la entrevista, en la cual se recolecta
la información pertinente, es de suma importancia la interacción
(intersubjetividad) entre el informante, que narra y el investigador, que
escucha e interpreta a través de la hermenéutica comprensiva (Medina, 2010).
La
subjetividad brinda los referentes metodológicos para abordar de una manera
específica los diversos contextos políticos, económicos, culturales, educativos
y antropológicos, etcétera, en los que se encuentra socialmente inmersa la
persona. Es decir, se trata de dar cuenta del discurso narrativo del informante
clave, para comprender su realidad histórica vivida, respetando su tiempo y su
disposición para continuar la entrevista. A través de la subjetividad se pueden
identificar los diferentes criterios culturales con los cuales el sujeto se
identifica y comparte un sentido de pertenencia (Medina,
2010).
3.2 La entrevista y el enfoque
cualitativo
Respecto
al enfoque de investigación cualitativo, según Hernández (2003), citado en Medina, (2010), éste se caracteriza por diseñar
y proveer preguntas de investigación, basándose en métodos de recolección de
datos sin medición cuantificable o numérica, donde regularmente las preguntas e
hipótesis se van construyendo durante el proceso de investigación. En ese
sentido, genéricamente, la primera pregunta de una entrevista en profundidad es
de tipo abierta y enfocada al propósito que implica. Así, se le solicita al
informante clave que cuente su experiencia en alguna situación particular de su
vida; de este modo, el sujeto comienza su relato. Puede ser que al principio el
sujeto enuncie asuntos que nos están relacionados con el objeto de estudio,
pero en la medida en que va entablando una relación de respeto mutuo con el
científico social, quien se gana su confianza empáticamente hablando; luego, de
esta manera, irá enfocando su discurso en su experiencia, la cual es el objeto
de estudio de la investigación cualitativa. Además, es un enfoque flexible y su
fin es construir la realidad tal y como la observan y viven los propios actores
adscritos a un sistema social especifico (Hernández, 2003, citado en Medina, 2010). En otras palabras, la intención es
comprender y trabajar con los hechos narrados, como una red de significados,
por las distintas personas pertenecientes a un grupo social particular.
Por
su parte, Guba, citado en Medina (2010), propone
que el investigador cualitativo o también llamado naturalista, es un
fenomenólogo que se encarga de comprender la conducta humana desde el punto de
vista de sus autores naturales, es decir, de los interlocutores clave que
comparten su perspectiva del mundo, así como del sentido que le dan a éste.
Asimismo, el investigador cualitativo respeta y acepta la subjetividad, los
valores y las experiencias vitales de los sujetos como elementos
imprescindibles de su estudio. En otras palabras, entran en interacción dos
intersubjetividades: informante clave-investigador. De ahí la importancia que
el científico social adquiera las habilidades y destrezas para la recolección
de información obtenida mediante la entrevista a profundidad, la cual es
denominada “técnica de escucha” por Ferrarotti (1997), citado en Medina (2010), acorde a los propósitos de la
investigación cualitativa.
3.3 Características principales
de las entrevistas en profundidad
Parece
que al referirse al concepto “entrevista a profundidad” se tratara de una
conversación intensa y de fondo; sin embargo, esta noción va más allá. Así,
según Robles (2011), la principal
intención de la entrevista a profundidad es adentrarse en la vida cotidiana del
otro, introducirse en su perspectiva del mundo, detallando aspectos
trascendentes para la persona que van desde: los gustos, los miedos, las
satisfacciones, las angustias, y alegrías que tienen un sentido relevante para
el entrevistado. En otras palabras, es la construcción de la realidad tal y
como es vista por el otro, a fin de cuentas se trata de comprender las
experiencias o situaciones de éste, tal y como las expresa con sus propias
palabras. Además, de acuerdo con Taylor y Bogdan (1990), citado en Robles (2011), la entrevista en profundidad se
basa en un modelo de platica entre iguales, horizontalmente, donde no se
pretende una posición de experto por parte del científico social, sino que éste
se acerca de una forma empática con el informante clave donde se desarrollan
encuentros reiterados cara a cara.
Por
su parte, Cicourel (1982), citado en Robles
(2011), arguye que se trata de adentrarse al mundo privado y personal de
extraños con el fin de recolectar información de su cotidianidad vital. En ese
sentido, no hay un intercambio rígido de preguntas y respuestas. En cambio se
propone un guión respecto temas generales y se van desglosando poco a poco. Por
lo tanto, se recomienda evitar realizar preguntas directas y cerradas,
amenazantes o ambiguas.
En
esta técnica, el entrevistador funge como un instrumento más de análisis, ya
que explora, a través de preguntas, cuál es la información más importante de
acuerdo a los objetivos que persigue la investigación, mediante aquéllas se va
conociendo a la persona para poder comprender el sentido que guardan sus
enunciaciones, circunstancia que amerita la creación de un ambiente cordial y
cómodo que propulse la libre expresión (Taylor y Bogdan, 1990, citado en Robles, 2011). El investigador debe implicarse
profundamente, y aceptar el mundo del interlocutor, ponerse en el lugar del
otro, con lo cual se logra una relación personal más cercana y sólida, no sólo
en el desarrollo de la entrevista, sino también durante la construcción de los
datos (Taylor y Bogdan, 1990, citado en Robles,
2011).
La
entrevista en profundidad conlleva un proceso prolongado y consecutivo como vía
para la construcción de los datos relevantes a los objetivos de la
investigación. En ese sentido, se requiere tener paciencia en cada uno de los
encuentros, los cuales no deben rebasar las dos horas de duración para no
generar cansancio por parte del entrevistado. Se recomienda programar las
sesiones con intervalos de dos semanas de diferencia entre cada una; además de
dar término de las mismas cuando se llegue al punto de saturación; lo cual
significa que las platicas ya no arrojan datos novedosos respecto a la
información que ya se tiene (Blasco y Otero, 2008, citado en Robles, 2011). En otras palabras, el método de
saturación es el momento en el cual la información comienza a ser repetitiva y
ya no hay elementos nuevos; entonces, podemos decir que la información es
suficiente (Carmona, 2010). Otro aspecto relevante de la entrevista versa en
cuanto a no limitar, sancionar o censurar a los entrevistados, ya que esto
puede mermar las potenciales respuestas concretas, sinceras u honestas (Robles,
2011).
3.4 Al inicio de la entrevista
La
entrevista en profundidad está basada en un guión de entrevista, en el cual se
anotan todos los temas que se pretenden desarrollar durante cada uno de los
encuentros, por lo que es preferible prepararlos con antelación, con el fin de
aprovechar los tiempos, identificar los temas por grado de importancia y evitar
divagaciones por parte del entrevistado.
El
guión se organiza en función de las hipótesis y los objetivos de la
investigación. En este se escribe una introducción donde el entrevistador
enunciará el objetivo de la entrevista, como está estructurada y que alcances
desea obtener. Cabe destacar que los entrevistados estarán enterados sobre el
tratamiento que recibirá la información vertida por ellos, anteponiendo en todo
momento la confidencialidad de los datos (Robles,
2011).
3.5 Tipo de participantes
Como
se ha mencionado con anterioridad, según Patton (1990), citado en Robles (2011), las entrevistas en profundidad
son instrumento cualitativos de investigación que se constituyen a partir de
objetivos concretos; por tal motivo, es difícil determinar un número mínimo o
máximo de entrevistados, ya que su propósito radica no a una representación
estadística, sino a una representatividad social (Carmona,
2010). Es decir, alude a un análisis detallado de la información recabada de las
pláticas con los individuos, misma que dará cuenta del avance en los tópicos,
es decir, si ya se cubrieron o si faltan algunos. Además, los entrevistados no
deben percibir la interacción como un interrogatorio o el orden de las
preguntas y los objetivos del entrevistador; por el contario, es un diálogo
fluido donde la persona habla libremente sobre un tema especifico, su
experiencia cotidiana (Carmona, 2010).
3.6 La entrevista en profundidad
como un proceso
En
ese sentido, se podría dividir en dos etapas: la primera se llama de
correspondencia, donde el contacto cara a cara, la obtención de información y
el registro, son el fundamento para acceder a la información de cada
entrevista. La segunda, se denomina de análisis, donde se examinará a detalle cada
entrevista y se anotarán temas por categorías, con esto se podrá codificar de
forma consistente toda nuestra información para un análisis a posteriori (Robles, 2011).
3.7 El primer encuentro
En
el primer acercamiento con el individuo, el investigador procurará comenzar con
preguntas abiertas básicas y generales. Puede compartir algunos aspectos de su
vida cotidiana, con el fin de que el entrevistado se sienta en confianza y
pueda, igualmente, intercambiar su experiencia; es decir, hacer rapport con nuestro entrevistado; de
esta manera, nos introduciremos a su individualidad o intimidad, y con ello
construir el sentido, el valor y la trascendencia de su experiencia (Robles, 2011).
De acuerdo a Robles, (2011), es conveniente iniciar
tranquilamente formulando preguntas que no deriven en un sí o en un no de parte
del entrevistado, ya que esto de alguna manera inhibe la comunicación. El
propósito es dejar hablar al entrevistado mientras el investigador se mantiene
atento escuchando (Carmona, 2010) las formas de expresión oral, gestual,
corporal, así como situaciones, lugares o experiencias vividas. Seria una
imprudencia terminar las frases o ideas que está abordando en ese momento, ya
que el análisis e interpretación dependen de la información completa, con la
cual se construye el sentido de la perspectiva individual del otro, desde sus
propias palabras. Por último, procurar
no realizar preguntas ambiguas o de conflicto el primer día, ya que pueden
disminuir la probabilidad de nuevos encuentros. Por consiguiente han de
construirse preguntas con mayor profundidad y nivel de compromiso.
En ese sentido, algunos autores recomiendan construir
preguntas en tres niveles de análisis (Spradley, 1979, citado en Robles, 2011):
·
Descriptivas: se indaga la manera en que el entrevistado
lleva a cabo sus actividades ordinarias, cómo percibe y describe a los objetos
alrededor suyo, espacios, hechos y acciones.
·
Estructurales: se verifican explicaciones de fenómenos
descritos en entrevistas anteriores, así, se ratifica si dichas situaciones se
han interpretado correctamente y si han logrado significar la experiencia del
entrevistado.
·
De contraste: “se identifican las diferencias en los
conceptos enunciado por los informantes, con lo cual se explora si algunos
conceptos son comprendidos por la forma en que se relacionan con ellos, por el
uso que se les da o la similitud que existe con otros”.
3.8 Técnicas para motivar al
entrevistado
Quizás
en algún momento el entrevistado se bloquee y ya no pueda expresarse con
soltura. Si se da esta situación, se puede optar por algunas estrategias, como
la de “relanzar la entrevista”, que reactiven la conversación. Por ejemplo,
Ruiz e Ispizua (1989), citado en Robles, (2011),
propone algunas como:
·
Aplicar la repetición de las últimas frases, palabras o ideas
con la intención de proseguir el discurso.
·
Comentar brevemente lo que se ha dicho durante la sesión.
Por su parte, Dick, citado en Ortez (2016), recomienda las
siguientes técnicas:
·
Saliendo
de pausas embarazosas. Son las situaciones de silencio donde el entrevistador
sólo puede callar y mantener la situación de entrevista libre de coacciones que
incomoden al entrevistado.
·
Mantener
la disposición amigable. Se deben evitar expresiones como “¿mmm?”, “¿ah-ah?” y gestos
que puedan poner al entrevistado incómodo.
·
Requerir
información. Puede realizar preguntas como: “¿me podría dar un ejemplo de...?”
·
Repetir
la última palabra o palabra central de la frase. Por ejemplo: “¿Agresivo?”
·
Volver
sobre temas pasados por alto. Por
ejemplo, “¿tú dijiste algo sobre la policía?”
Si
después de esto los flujos comunicativos continúan coartados, será mejor
suspender la conversación para otra ocasión. Cabe recordar que lo que se busca
es generar un diálogo abierto y sin restricciones.
3.9 Recopilación de datos
Existen
variados equipos electrónicos con los cuales se puede recolectar información más
amplia. Por ejemplo, se pueden utilizar grabaciones de audio y video, que
capturen tanto sonido como imagen de la entrevista en curso. En ese sentido,
con estos recursos se pueden alcanzar transcripciones más minuciosas, ya que
retienen inflexiones, modulaciones, acentos del entrevistado que serían,
quizás, difícil de notar a simple vista. No obstante, para poder hacer uso de
estos materiales se debe tener el consentimiento informado de parte del sujeto
y a partir de ahí respetar la decisión que tome éste, es decir, puede ser que
acepte o rechace tal intervención. Se recomienda mantener la conversación en
lugares cómodos y poco concurridos, con el propósito de lograr información
nítida y focalizada al tema de investigación.
Considérese
que estos recursos pueden cohibir al informante en cuando a su espontaneidad y
fluidez, por lo que una forma de continuar sería colocar grabaciones ocultas en
lugares discretos. Al inicio, es indispensable anotar la localización de la
cita, la hora, el día y el lugar, con el fin de contextualizar cada encuentro.
De igual manera, la libreta de campo es un material de recolección de datos. En
ella se apunta la comunicación verbal y no verbal (postura, forma de
expresarse, sus movimientos corporales, frases, repeticiones, omisiones o
titubeos), la cual también tiene un significado y puede arrojar más
información, incluso, que las verbalizaciones explicitadas por el sujeto.
Finalmente,
efectuar la transcripción antes de la última entrevista, antes de empezar la
siguiente, permitirá identificar cuántos temas del guión se han cubierto, así
cómo cuáles tópicos no se han abordado o están incompletos, por los tanto,
luego de haber llegado al punto de saturación se darán por concluidas las
entrevistas, para dar paso al análisis de información (Robles, 2011).
3.10 Análisis de la información
En
esta etapa, el investigador se enfoca en la construcción de la realidad de los
entrevistados, pero, debe estar consciente que la percepción será de forma
indirecta, subjetiva y parcial, ya que el investigador no puede comprender la
experiencia del otro tal y como éste la ha vivido, puede pensar empáticamente
poniéndose en el lugar del otro, pero es muy distinto a vivirlo realmente.
Así,
el análisis es un procedimiento de reflexión donde se va mas allá de los datos
para acceder a lo esencial del fenómeno de estudio; o sea, el investigador
cualitativo está decididamente dispuesto a comprenderlo y entenderlo (González
y Cano, 2010, citado en Robles, (2011), más allá
de la narración descriptiva. Incluso, conforme va desarrollándose va sufriendo
modificaciones en función de los resultados (Dey, 1993, citado en Robles, 2011).
Algunos autores como Hernández y colaboradores (2003),
recomiendan comenzar este proceso mediante la revisión de todos los materiales
que contiene la información recabada, los cuales pueden ser etiquetados,
sistematizados y clasificados por criterios lógicos, así como evaluarlos por lo
completos, legibles y claros que estén. Por su parte, Taylor y Bogdan (1990)
sugieren que el análisis se desarrolle en tres niveles, a saber:
·
Descubrimiento: se deben ordenar todos y cada uno de los
datos registrados y se buscarán los temas relacionados a estos. Se comienza
observando cada transcripción comparándola con las notas, apuntes, comentarios
y anécdotas que se hayan anotado durante todos los encuentros. Incluso, si
aparecen temas emergente, se debe incluir dicha información la cual permitirá
realizar clasificaciones y tipologías que facilitarán la construcción de
argumentos más fuertes.
·
Codificación: implica concentrar todos los datos que aludan a
temas o ideas similares y analizarlos. En ese sentido, Hernández y colaboradores
(2003) proponen dos fases de codificación; en la primera, se juntan por
categorías de análisis; en la segunda, se comparan entre sí, agrupándolos en
temas y buscando posibles relaciones.
·
Relativización: se interpretará la información dentro del contexto
en que fueron adquiridos, especificando los datos directos e indirectos,
describiendo los contextos, eventos, situaciones trascendentes y significativas
para los informantes. Además, para comprender y organizar mejor la información,
se puede hacer uso de diagramas, cuadros, dibujos, matrices y todo tipo de
esquemas, con los cuales se pueda hallar patrones y categorías para explicar
sucesos y construir argumentos sólidos.
Referencias: